Trece años después del éxito de "Buscando a Nemo", la factoría Pixar/Disney regresa ahora, en un monumental 3D, con una secuela de aventuras en el océano Pacífico: "Buscando a Dory", esta vez centralizada en la querible cirujano regal que interpretó Ellen DeGeneres.
El relato es, como era de esperarse, bastante sencillo, ya que después del emocionante reencuentro entre los peces payaso, Marlin (Albert Brooks) y Nemo (Hayden Rolence), Dory recuerda que quizás ella tiene una familia que la espera y padre e hijo se ponen de acuerdo para ayudar a encontrarla, lo que supone una mayor dificultad por la escasa capacidad de Dory por retener sus recuerdos.
Estamos de acuerdo que las producciones de los estudios de animación digital de Pixar siempre levantan expectativas, y en este caso, siendo "Buscando a Nemo" hoy la cuarta película de estos estudios con más recaudaciones en taquilla, acumulando en su tiempo en las salas 936 millones de dólares, muchos espectadores que amaron las locuras amnésicas de Dory, van a convertir a esta continuación en una de las cintas infantiles más exitosas del año.
La historia se repite
"Buscando a Dory" está escrita y co dirigida por Andrew Stanton, que vuelve al refugio de Pixar (después de filmar el fracaso del filme "John Carter"), que es sin más, una reestructuración de la misma trama que el episodio uno, con algunos cambios de geografías y personajes, aunque con una deslumbrante capa nueva de pintura de esplendoroso diseño 3D.
En la apertura, una bebé Dory sale de paseo con sus adorables padres (Eugene Levy y Diane Keaton) que están atentos a ella porque saben que sufre de pérdida de memoria a corto plazo, un plazo de a penas diez segundos, pero de todas maneras, Dory se distrae y se pierde, sin que el espectador tenga alguna pista de cómo ella va a poder encontrar el camino de regreso.
Pero como si el mismo equipo de producción de la película admitiera también que ha perdido la memoria a corto o largo plazo, Dory tiene el mismo destino de desaparición que Nemo: es secuestrada por pescadores.
Por suerte, para los fans de la divertida Ellen DeGeneres, su Dory tiene una incontenible personalidad que la convierte en el alma discursiva de la narración. Su tartamudeo con sobredosis de cafeína, su actitud de eufórica humorista de stand up, son las aspas afiladas que hace navegar todo el tiempo la historia.
En su búsqueda, Nemo, Marlin y Dory llegarán al Instituto de Vida Marina de California, donde se encuentran con nuevos amigos; como un pulpo irritable llamado Hank (Ed O'Neill), una ballena beluga Bailey (Ty Burrell), un león marino Fluke (Idris Elba) y entre ellos, un brillante cameo de Sigourney Weaver, aunque para este caso no conviene adelantar nada.
Por supuesto, también lo sabemos, nunca hay ninguna duda real que Dory encontrará su camino de regreso hacia el abrazo amoroso de las aletas de sus padres. Y en el medio, risas y sollozos a montones a lo largo de la hora y 37 minutos que dura la película.
El resultado, según las primeras reseñas, "Buscando a Dory" es, argumentalmente, más naif y familiar que la primera parte, aunque más deslumbrante en paisajes, secuencias de acción y paleta de colores.










